Después de tres años y dos meses viviendo entre Italia y España, la misionera Sor Azucena Bracamonte Valle, muy emocionada planeó todos los detalles de sus vacaciones de fin de año en Nicaragua, añorando abrazar a su familia, en especial a su mamá, una señora mayor de edad y bastante enferma.
“Preparé este viaje con regalitos para cada miembro de la familia, sin olvidarme de ninguno, había obsequios para todos”, comenta este domingo desde Madrid la religiosa de 57 años, antes de entrar a una iglesia; tan sólo tres atrás tuvo que regresar a España, porque el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo le prohibió el ingreso a su propio país, desterrándola de facto y convirtiéndola en una nueva víctima de la despiada persecución religiosa en Nicaragua.
El viaje fallido
Llena de sentimientos acogedores, la hermana Bracamonte Valle emprendió el viaje la semana pasada con ruta Madrid-Amsterdam-Mexico-Managua, sin imaginar que en el aeropuerto de la capital mexicana viviría una complicada experiencia al ser informada por funcionarios de la línea aérea que, Nicaragua le había denegado su ingreso y que “no puede abordar en nuestra compañía”.
“Había llegado a México con un cansancio único, pero lleno de esperanza, todo iba bien hasta que me acerqué al mostrador para solicitar la tarjeta de embarque de México a Managua. Ahí una joven que atendía me quedó mirando a los ojos de arriba abajo, yo le sonreí, y no me dice nada, todo se puso muy sospechoso. Llama a sus compañeros para leer lo que estaba escrito al lado de mi nombre, algo así como ¨está persona no puede abordar, ni entrar ni salir del país Nicaragua¨, al final no me atendió solo ella, sino tres, y luego un hombre me comunica que no puedo abordar”, relató la monjita.
Sor Bracamonte comparte, “me quedé helada, sentí que me desmayaba, sentí rabia e impotencia y lloré, me hice a un lado y allí se me acercó de nuevo el hombre y me informó que podía ir a la embajada de Nicaragua en México por alguna explicación a esta decisión tan lamentable. Pasé toda la mañana buscando la embajada, al final pude dar con el lugar, me atendió una mujer que nos remitió a otra, y ante mi insistencia sobre quién había ordenado la prohibición de no viajar a mi propio país, dijo finalmente que era orden de Gobernación”.
De nada sirvió la explicación de la religiosa de que el motivo de su visita a Nicaragua era ver a madre anciana y enferma, y además que tiene residencia de trabajo en España. En la embajada nicaragüense, la mujer que la asistió le pidió su pasaporte y tarjeta de residencia en España, les hizo fotocopia y prometió que informaría cualquier decisión que le comunicaran, respuesta que sigue esperando.
La religiosa pertenece a la congregación Hermanas Franciscanas, salió de Nicaragua en octubre del 2021. Es Licenciada en Lengua y Literatura, trabajó muchos años en el Colegio San Luis de Sébaco, Matagalpa. Siempre ha trabajado con jóvenes.
“Desde ese año no he vuelto a Nicaragua, la madre general me llamó a una misión en Asís en Santa María de los Ángeles, ahí estuve dos años en Italia, ahora estoy en España desde hace un año. Tenía tantas ilusiones de pasar esta Navidad con mi gente. La verdad es que me siento muy triste. Había soñado con abrazar a mi madre”, comenta la religiosa.
A inicios de diciembre, la abogada e investigadora Martha Patricia Molina, denunció que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo había dado un ultimátum a todas las monjas para que abandonaran el país. “En esta semana los puestos migratorios (frontera terrestre y aeropuerto) se verán con presencia de religiosas, porque la dictadura les ha dado el ultimátum: Tienen hasta diciembre para abandonar el país”, escribió en su cuenta X la abogada defensora de los Derechos Humanos.
En su último informe, el Colectivo de Derechos Humanos Nunca Más, denunció que el régimen ha detenido a 74 religiosos y excarcelado a 63 de ellos, y que al menos 35 han sido despojados de su nacionalidad. La abogada Molina afirma que son 99 monjas que han sido expulsadas del país o desterradas de facto como ocurrió con la hermana Bracamontes Valle.