El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez, celebró este miércoles 18 de diciembre su primera misa pública en Sevilla, España, después de haber sido excarcelado y desterrado a Roma, en condición de apátrida, por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Al empezar el rito católico, el también administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, hizo una mención importante. “En honor a Nuestra Señora de los Dolores, en memoria de Nuestra Señora de la Esperanza, y en la víspera de los 100 años de la fundación canónica de mi bendita y amada Diócesis de Matagalpa, oramos por nuestra amada Nicaragua”, expresó el obispo Álvarez.
Enseguida, monseñor Álvarez desde la parroquia Nuestra Señora de Las Huertas, en el municipio de Puebla de los Infantes, de Sevilla, mencionó el mensaje que envió el papa Francisco a los fieles de Nicaragua por medio de la carta pastoral.
“No se olviden de la Providencia amorosa del Señor, que nos acompaña y es la única guía segura. Precisamente en los momentos más difíciles, donde humanamente se vuelve imposible poder entender lo que Dios quiere de nosotros, estamos llamados a no dudar de su cuidado y misericordia. La filial confianza que tienen en Él y también su fidelidad a la Iglesia son los dos grandes faros que iluminan su existencia”, destacó el obispo Álvarez los primeros párrafos de la carta pastoral que envió el sumo pontífice el pasado 2 de diciembre.
“Estoy orando por ellos”
Cerca de finalizar la eucaristía, el obispo Álvarez entregó su cruz pectoral a la Virgen de los Dolores como signo de agradecimiento por el centenario de la fundación de la Diócesis de Matagalpa este 19 de diciembre.
“Queridísimos hermanos y hermanas, como un signo de agradecimiento a la Virgen Santísima por estos cien años de fundación canónica de mi bendita y amada Diócesis de Matagalpa yo quiero hacer este gesto de amor dejándole a la Virgen de los Dolores mi (cruz) pectoral y quisiera que este gesto pudieran contemplarlo todos mis fieles de Matagalpa, del campo y la ciudad, diciéndoles que estoy orando por ellos, estoy haciendo este gesto de amor por ellos, por el Señor, por la Iglesia, por la Virgen Santísima”, indicó Álvarez antes de hacer el gesto.
El obispo reiteró que el centenario de la fundación de la Diócesis de Matagalpa es “una fecha muy memorable para nosotros”.
Al finalizar el rito agradeció al obispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, por “su generosidad precisamente por abrirnos las puertas de su Diócesis, por recibir a mis sacerdotes y seminaristas, gracias por sus oraciones, sigan orando por mí, por favor, y por mi amada Nicaragua”.
El padre nicaragüense Erick Díaz compartió en sus redes sociales unas fotografías donde aparece junto al obispo. “Primera misa pública de su excelencia monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, Nicaragua y administrador de la Diócesis de Estelí en la parroquia Nuestra Señora de las Huertas en la Puebla de los Infantes Sevilla- España”, escribió.
A su vez describió que en la misa que monseñor Álvarez ha presidido él ha entregado su pectoral personal y pastoral a la Virgen de Nuestra Señora de los Dolores, de la Hermandad de la Veracruz.
“Hoy es día de la esperanza —expectación en la espera de la Venida de Cristo— y es la Víspera de celebrar 100 años de la erección canónica de la Diócesis de Matagalpa, Nicaragua. La Diócesis fue erigida el 19 de diciembre de 1924 por el papa Pío XI con la bula Animarum Saluti”, indicó el sacerdote.
Esta es la primera misa celebrada por monseñor Álvarez, ya que desde su destierro a Roma ha mantenido un perfil bajo y antes sólo había sido visto en fotografías.
Detención y destierro del obispo
El obispo fue secuestrado por la Policía orteguista la madrugada del 19 de agosto de 2022 del Palacio Episcopal de Matagalpa; posteriormente fue mantenido en prisión domiciliaria hasta ser enviado el 9 de febrero de 2023 al Sistema Penitenciario Jorge Navarro mejor conocido como La Modelo, tras negarse a ser desterrado a Estados Unidos junto con otros 222 prisioneros políticos.
Al día siguiente, monseñor Álvarez fue condenado a 26 años y cuatro meses de prisión y despojado de su nacionalidad y suspendido sus derechos ciudadanos de por vida, por delitos considerados “traición a la patria”.