Ortega dice que en Nicaragua hay “libertad religiosa”, pero no deja de perseguir a la Iglesia

Las palabras de Ortega llegan tras dos llamados del papa Fransciso para susperar los "momentos difíciles" que atraviesa la Iglesia a través de un diálogo.

El dictador Daniel Ortega defendió la supuesta “libertad religiosa” que, según él, hay en Nicaragua, porque la población celebró la Gritería el pasado 7 de diciembre. Sin embargo, no ha detenido los destierros de obispos, sacerdotes y monjas, la policía sigue vigilando los templos y escuchando homilías para detectar cualquier crítica al régimen.

Según Ortega, en Nicaragua hasta las iglesias evangélicas desarrollaron sus activadades y celebaciones religiosas, “porque cada quien tiene derecho a celebrar, a honrar sus principios religiosos”, dijo durante el acto de entrega de 400 buses chinos anoche en Managua.

“Hemos celebrado a la Virgen María. María de Nicaragua, Nicaragua de María, y hemos gritado: ¿Quién causa tanta alegría? y el pueblo se ha desplazado por todos lados, con alegría, con tranquilidad, con solidaridad, y luego, hemos conmemorado tambien a la virgencita de Guadalupe que tiene también el cariño del pueblo nicaragüense”, añadió el dictador nicaraguense.

Ortega criticó la comodidad y los “lujos” en los que supuestamente viven los jerarcas católicos al afirmar que “Cristo no pidió que le construyeran un palacio así como el que hay en el Vaticano. Nació en un ranchito humilde y vivió en las casas de la gente del pueblo”.

El domingo pasado durante el Ángelus, el papa Francisco pidió un diálogo fructífero en Nicaragua para conseguir la paz, pero sin tener una respuesta de la dictadura Ortega-Murillo.

El pasado 2 de diciembre, el pontífice envió una carta a la Iglesia católica de Nicaragua para expresar su cercanía a los fieles ante la persecución estatal y “las dificultades, incertidumbres y privaciones”, en medio de las tensiones con el dictador Daniel Ortega.

Una libertad religiosa ‘conveniente’

Aunque Ortega asegura que hay libertad religiosa en el país, la realidad muestra un panorama distinto. En las últimos meses ha cancelado centenares de personerías jurídicas de organizaciones católicas y evangélicas, censuró una carta del Papa Francisco dirigida al pueblo nicaragüense, donde ofrecía un mensaje esperanzador.

A esta censura se suma el destierro de sacerdotes, la prohibición de procesiones religiosas, el cierre de medios católicos y, en su momento, el encarcelamiento de los obispos Rolando Álvarez, Isidoro Mora, y Carlos Enrique Herrera, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN). También el reciente destierro del sacerdote Floriano Vargas a Panamá, luego de ser detenido el 1 de diciembre.

Estas acciones han sido ampliamente denunciadas por organizaciones internacionales como violaciones a la libertad de culto, un derecho fundamental consagrado en la Constitución nicaragüense y en tratados internacionales.

Mientras tanto, las referencias de Ortega a las actividades de las iglesias evangélicas son vistas por muchos como un intento de dividir a las denominaciones religiosas y promover aquellas que no critican al régimen.

Desde el 2018, Ortega ha ordenado la expulsión del país de al menos 245 religiosos, algunos exiliados en Roma, y ha disuelto y expropiado a la Compañía de Jesús, los jesuitas, la orden de Francisco.

Ortega ataca a EE.UU.

Durante su discurso, Ortega volvió a usar su tribuna para arremeter contra Estados Unidos, acusando al fallecido expresidente Ronald Reagan de ser el responsable de la destrucción y pobreza en la Costa Caribe durante la década de los 80.

Ortega afirmó que Reagan “armó otra guerra para que nos matáramos entre nosotros, los nicaragüenses”, refiriéndose al conflicto armado civil en Nicaragua y financiado por Washington a través de la contrarrevolución. “El imperio en su locura aprobó millones y millones (de dólaeres) para la guerra”.

El discurso estuvo marcado por señalamientos cargados de retórica, en los que Ortega afirmó que en lugar de un corazón, “tienen diablos hambrientos para seguir promoviendo guerras en el mundo”.

La retórica antiestadounidense también le permite a Ortega desviar la atención de temas delicados. En esta ocasión, evitó abordar asuntos como la elección del Secretario General del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) o la advertencia del presidente panameño José Raúl Mulino sobre las actividades políticas de Ricardo Martinelli desde la embajada nicaragüense en Panamá.
Publicado el 13 de diciembre de 2024 en Despacho 505

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