Entre los más de 100 artículos de la Constitución Política que el régimen de Daniel Ortega planea reformar, hay uno que hizo saltar las alarmas dentro de la Iglesia católica.
El artículo 14 señala que “el Estado garantizará la libertad de culto, fe y prácticas religiosas en estricta separación entre el Estado y la Iglesia”, pero finaliza diciendo que las “organizaciones religiosas deben mantenerse libres de todo control extranjero”.
Para el abogado español, Xosé Luis Pérez, este último párrafo del artículo “elimina” al primero y señala contradicciones y ambigüedades peligrosas.
“Afortunadamente en España no hemos vivido leyes como estas. Pero al principio de la transición, cuando se hicieron las leyes para legalizar a los partidos políticos, la primera redacción decía que quedaban permitidos los partidos, excepto aquellos que estaban sometidos a disciplina internacional”, dijo a LA PRENSA.
Pérez, además, señala como muy peligroso el segundo párrafo, ya que incluso “50 personas reunidas en una iglesia puede ser un atentado contra el orden público”.
¿Romper con El Vaticano?
El periodista Israel González, especializado con temas eclesiales y quien sigue de cerca la información relativa a la Iglesia católica, señala que esta modificación en la Constitución Política, buscaría eliminar la independencia de la Iglesia e institucionalizar la persecución de los católicos.
“La forma ambigua en el que está escrito podría dar pie a una mayor persecución religiosa y a un acoso aún mayor en contra de la jerarquía católica. El orteguismo sabe que la Iglesia es universal, y que su máximo líder es el Papa Francisco, que vive en el Vaticano. ¿Pretende el régimen que la iglesia local rompa la unidad eclesial? ¿La pareja Ortega Murillo considera ahora al Papa y al Vaticano como influencia extranjera?”, se pregunta González, desde el exilio.
El periodista también señala que ni siquiera el régimen en Cuba ha roto lazos diplomáticos con la Santa Sede y asegura que “estamos presenciando la mayor persecución religiosa en América Latina en lo que llevamos del siglo XXI, y en un país de mayoría católica”.
El voto de obediencia
El clero y los religiosos de la Iglesia católica al momento de recibir las órdenes hacen un voto de obediencia. Para las diferentes Conferencias Episcopales del mundo, la comunión con el Papa es algo sumamente esencial. La autoridad papal se extiende sobre todas diócesis y la desobediencia formal a la autoridad del Papa no es aceptada y es tomada como algo en contra de la unidad y de la jerarquía eclesial.
Un laico comprometido, que sigue trabajando de cerca con la Iglesia, señala que todo el texto de este artículo es peligroso y sobre la idea de que la jerarquía católica nicaragüense pueda distanciarse del Vaticano es tajante.
“Que pretendan que la Iglesia ya no dependa del Vaticano es algo loco. Porque es algo poco probable y si la Conferencia decidiera separarse del Vaticano automáticamente, la Iglesia de Nicaragua ya no sería la Iglesia católica. A quien se le ocurrió este artículo, lo hace con el objetivo de que no se obedezca a la Santa Sede. Si Rosario Murillo lo que pretende es que la iglesia se separe, eso no va a suceder”, sostiene este laico, que pidió el anonimato por razones de seguridad.
Según esta persona, si alguno de los obispos a título personal decidiera desligarse estaría actuando como hizo el teólogo y fraile católico, Martín Lutero, y podría exponerse a varias sanciones, incluyendo la excomunión.
“La jerarquía comienza con el Papa Francisco, sigue con los cardenales, obispos y termina con el último sacerdote en cualquier comunidad. No corresponde a los obispos tomar estas decisiones. Lo que sí es preocupante es que esta medida pondrá aún más a los líderes religiosos de Nicaragua entre la espada y la pared. Esto traerá más sufrimiento, preocupaciones, destierros y será otro episodio doloroso. Pero la Iglesia no sigue normas ni leyes humanas, solo sigue las normas de Cristo”, finalizó.
Casos raros
A lo largo de la historia de la Iglesia católica han existido pocos casos de obispos que han desobedecido la autoridad del Papa de Roma, entre ellos destaca el caso del “Cisma Anglicano”, cuando el rey Enrique VIII de Inglaterra rompió con el Papa y se proclamó cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra en 1534 y ordenó a todos los obispos ingleses no reconocer la autoridad papal.
Uno de los casos más icónicos fue el del arzobispo Marcel Lefebvre en Francia, que desobedeció a la autoridad papal y fundó una fraternidad sacerdotal que aún existe. El origen fueron una serie de reformas del Concilio Vaticano II que tenían que ver con la liturgia y el ecumenismo. En 1988 este arzobispo consagró a cuatro obispos sin la autorización de la Santa Sede, lo que terminó con la excomunión de Lefebvre.
Y más cerca en el tiempo, está el movimiento que crearon una serie de obispos brasileños en los años 70 y 80 que tomaron posturas que contradecían las enseñanzas de la Iglesia en relación con el materialismo y las ideas políticas. Este movimiento fue conocido como la Teología de la Liberación y estuvo presente en Nicaragua, durante la revolución sandinista. El poeta y sacerdote nicaragüense, Ernesto Cardenal, estuvo muy de cerca con estas ideas que fueron criticadas por el papa Juan Pablo II.